Yo quería esta película. Solo le pongo dos peros: el primero es el metraje, sin quitar absolutamente nada del contenido, media hora menos le daría otro ritmo e, incluso, otro significado en las transiciones (o el mismo, pero mejorado y dinamizado); el segundo es el intento de llegar a un espectador al que ya tienes perdido, no tienen sentido la mitad de los planos detalle explicativos que buscan una conexión con un público que lleva fuera desde los títulos de crédito (y que aburren y ofenden al resto). La banda sonora no está a la altura, pero es perdonable.
Estéticamente han resuelto muy bien la continuidad con su predecesora: la decadencia, lo lúgubre, lo oscuro, todo eso sigue ahí. Poner en cuestión si la emocionalidad, la esperanza y el autoengaño (disfrazado de credulidad y obediencia) de seres antropomórficos pueda ser real es el gran postulado de la primera y sigue aquí en la segunda. ¿Las emociones trascienden al ser humano? ¿El condicionamiento clásico es efectivo y suficiente? Se siente la lucha interior en cada plano, propone metáforas y situaciones a las que cada uno debe dotar de significado y postula una realidad que sabiendo, e identificando, que es distópica te toca muy de cerca. Pone de manifiesto muchos traumas. Ofrece múltiples lecturas, deja abiertas situaciones, y eso es una forma de construcción de pensamiento, poner en común las interpretaciones cuando ha terminado la película, y seguir haciéndolo dos días después, es lo que la hace buena.
Dicho todo esto vamos a diferenciar lo que para mi es ciencia ficción (que muy perfectamente me puedo estar metiendo en un jardín que sobrepasa mi conocimiento y os parece loco, tonto y/o vacío), pero empezando por defender que el cine resuelve este género mucho mejor que la literatura: es menos explicativo, menos denso y menos moralizante.
Si hay algo que define la ciencia ficción es que no hay (o no debería haber) nada sobrenatural: no es fantasía. Podemos encontrar imaginarios, mundos y realidades alternativas pero postulando diferentes dimensiones que te remiten a la tuya. Hay especulación y crítica social, búsqueda de definición y sentido del ser humano (y todas las cuestiones filosóficas asociadas). Te hace pensar. Desde luego no es para todos los públicos. Desde luego no es acción, no es aventura, no es comedia, no es fantasía: no es Star Wars. Pueden tener en común el ideario o la creación de imaginarios, mundos y realidades pero la lectura es completamente distinta, aquí se necesitan presupuestos y premisas, no solo efectos digitales que son, por otra parte, innecesarios: Coherence, Las vidas posibles de Mr. Nobody, Olvidate de mi e, incluso, La naranja mecánica no necesitan ningún efecto especial para enfrentarte a tus propios pensamientos.
Y esa es la otra cara de este género que consigue conquistarme: la ciencia ficción te enfrenta con tus propios principios, pone en cuestión tu escala de valores, crea espacios donde debes enfrentarte a ti mismo, dónde tus emociones son las que definen la lectura de la película. Este género propone y eres tú el que dispone. La crítica social se particulariza. Es Hegel, Sócrates, Barthes, Freud o Kant llevados al cine. Aquí me he pasado, pero me estoy dejando llevar por el entusiasmo.
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